Luego de haber escuchado los anuncios del ministro de Economía, Sergio Massa, respecto de las medidas de ayuda al sector agropecuario, nos dedicamos a leer y consultar con especialistas la «letra chica» de las mismas.
En dicho análisis pudimos comprender que, por ejemplo, para la prórroga de los anticipos de ganancias el porcentaje de daño declarado debe representar el 50% de los ingresos del año anterior, lo cual es una medida excluyente que no tiene por fin ser una solución concreta.
Por otro lado, los fondos rotatorios anunciados no están llegando de manera directa ni mucho menos con la celeridad que requiere la crítica situación. Tampoco hay anuncios concretos para economías regionales.
Asimismo, en el transcurso de la semana las entidades del agro recibimos la gacetilla del Banco Nación con los anuncios en materia crediticia de asistencia financiera a productores en Estado de Emergencia y/o Desastre Agropecuario. Las tasas del 74,5% son las mismas que se consiguen hoy para cualquier cliente, esté o no en emergencia, las tasas especiales caerán en el pasadizo de la burocracia y será imposible calificar, prorrogar los vencimientos por 90 días en primer lugar hace perder la bonificación obtenida previamente (al momento de haber tomado ese crédito) y ni hablar que 90 días no es un tiempo sustancial en el que se pueda solucionar el problema.
La pregunta que nos cabe luego de leer estos anuncios es ¿Dónde está la ayuda que el productor necesita?
El gobierno debe entender que la ayuda que requiere el productor tiene que impactar directamente en el bolsillo y tiene que ser inmediata. Sin burocracia o la menor posible que permita llevar un control ordenado. Necesitamos medidas concretas: quita de impuestos como los anticipos de ganancias (las cuales no vamos a tener) o eliminación de los derechos de exportación en maíz y soja para la cosecha 22/23; anulación de impuestos a los insumos agrícolas importados que vamos a necesitar para implantar la nueva campaña (como por ejemplo fertilizantes); quita de cargas sociales de los empleados a cargo; entre otras.
En realidad, son infinitas las posibilidades de ayudar en serio al sector que más ha colaborado al crecimiento de este país. Tenemos gran cantidad de profesionales, técnicos y especialistas dispuestos a sentarse a armar un proyecto real y a debatir con altura y madurez.
Es sólo voluntad política.