Estimaciones recientes de la Bolsa de Comercio de Rosario dan cuenta que debido a la menor producción de soja, maíz y trigo producto de la sequía este año, dejarán de ingresar al país por exportaciones casi 8 mil millones de dólares, equivalente al 18 % del ingreso total de divisas del agro en 2022.
Si a ello le sumamos los impuestos que se dejarán de percibir por derechos de exportación y demás impuestos internos, resulta necesario adicionar más de 3 mil millones más y ni que hablar si se toman las pérdidas del sector productivo que superan largamente los 10 mil millones, hecho que representa más de 2 puntos del PBI.
“Este panorama complejo de reducción de ingresos para el Estado y de quebranto para muchos productores debiera servir para reflexionar sobre la importancia del sector agropecuario. El campo demuestra una vez más su papel, su preponderancia y lugar estratégico en la vida económica de la Argentina”, aseguraron desde la Federación de Asociaciones Rurales de Entre Ríos (FARER).
Para la gremial “esta vez es la sequía quien pone en el escenario al sector, marcando con crudeza todas las pérdidas que quedarán en este ciclo agrícola. Tan solo con pensar cuantos kilómetros de ruta, cuantas escuelas, cuantos centros de salud -entre tantos otros ejemplos- pueden ejecutarse con los réditos de la producción, empezaremos a tomar conciencia del impacto que tiene en la vida de los argentinos”.
Los dirigentes que representan a casi 20 rurales entrerrianas agregaron que “obviamente, ese detalle no marca todo lo que genera el campo en materia de desarrollo del interior, del crecimiento de las industrias afines, de arraigo en las zonas rurales, entra muchos elementos más. Y entendemos que justamente esta coyuntura puede ser un punto de partida para un cambio en la relación que el Estado ha decidido tener con el campo. A veces las crisis son oportunidades y esta puede serlo para repensar desde el gobierno la necesidad de un cambio profundo en materia de políticas agropecuarias y tributarias anexas”.
Por último, remarcaron que “un desarrollo armonioso del sector agropecuario, de la mano de medidas que generan previsibilidad, confianza e inversión, serán el principal reaseguro ante impactos climáticos y redundarán en beneficios inmensos para todos, ya que inyectar dinero al circuito interno y generar productos a mejor precio para la mesa de las familias argentinas también son ejemplos claros de una mirada integral y estratégica hoy ausente por completo”.