Días pasados la vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca, señaló que desde el gobierno nacional se analiza un aumento de retenciones como medida tendiente a “desacoplar el precio nacional del internacional para garantizar una oferta de alimentos a un precio razonable para los ingresos de las familias”.

Para la Federación de Asociaciones Rurales de Entre Ríos (FARER), las expresiones de la funcionaria generan profunda intranquilidad por varios motivos: por entender que un aumento de los derechos de exportación sería una solución al componente inflacionario y tributario que eleva los alimentos día a día; por no comprender que el productor agropecuario es el más perjudicado de la cadena de producción y comercialización; por echar mano otra vez a recetas viejas y fracasadas; y porque castigaría por enésima vez al campo argentino.

En verdad provoca alarma tanta improvisación para la resolución de los problemas económicos argentinos. Para colmo, subyace el pensamiento de que desde el gobierno saben a ciencia cierta que esa decisión no resolvería nada, siendo parte del permanente relato deformante que intenta maquillar de solidario una medida que no buscaría más que hacerse de dólares para oxigenar una economía asfixiada por el gigantesco gasto público.

En cualquiera de los dos casos posibles -pereza intelectual o mera recaudación- nos encontraríamos nuevamente ante definiciones de corte unitario, que dejarían a un costado a la Argentina profunda, donde ciudades, comunidades y familias, invierten, trabajan y tributan desde el campo para el desarrollo del país.

En definitiva, se trataría de una acción de neto corte ideológico, como las que ya hemos observado en reiteradas oportunidades en los últimos tiempos, ya que pensar que subiendo las retenciones van a bajar los alimentos en la mesa de los argentinos es una falacia absoluta.

Ojalá que los dichos de Todesca se traten sólo de un exabrupto o una especulación a título personal. De otro modo, estamos a las puertas de un nuevo saqueo a las bases productivas que, como la historia lo ha marcado, nunca generaron beneficios para ningún sector y sólo sirvieron para auxiliar la impericia de los gobiernos de turno.